La casa del diablo (Cienaga)
Cuenta la leyenda que Manuel Varela era delgado, moreno y de rasgos indígenas; llegó a Ciénaga a mediados de 1908 desde el Atlántico, cuando Ciénaga era el epicentro del desarrollo del Magdalena, pues era sede de la multinacional United Fruit Company, dueña de las bananeras en al región.
Los habitantes de esa época no se explicaban cómo ese misterioso forastero lograba acumular tanta riqueza en tan poco tiempo, llegando a ser sus tierras tan extensas que tuvieron línea férrea, algo nunca visto en esos días. “La leyenda sobre su pacto con el diablo comienza cuando logra construir una mansión de la noche a la mañana, tener tranvía propio para sacar su producción y además mandar sus hijos a estudiar a Europa” cuenta el historiador y escritor Guillermo Henríquez.
A las tierras de Varela llegaron a trabajar hombres de toda la región. El problema comenzó cuando en 1916 fue encontrado el cadáver de una niña de 13 años en una de las fincas, aumentando el rumor de que Varela le entregaba almas al diablo para mantener su riqueza. También se habla de las apariciones de almas en pena que vagaban por sus tierras.
Cuentan también que una señora que fue a la casa de Varela, donde su hijo tenía un consultorio médico, vio accidentalmente por una ventana a un niño negro en un triciclo y fumando tabaco. Al abrir la boca, el niñito mostró sus dientes de oro logrando asustar a la mujer, quien salió corriendo con su bebé, que murió a los pocos días.
Cierto o no, Varela siguió prosperando y logró expandir sus propiedades, de las cuales años más tarde regaló una parte para la construcción del Instituto Nacional San Juan de Córdoba, el colegio más importante y grande de los alrededores de Ciénaga...y se dice que, como cosa extraña, cada año muere un bachiller.
Los habitantes de esa época no se explicaban cómo ese misterioso forastero lograba acumular tanta riqueza en tan poco tiempo, llegando a ser sus tierras tan extensas que tuvieron línea férrea, algo nunca visto en esos días. “La leyenda sobre su pacto con el diablo comienza cuando logra construir una mansión de la noche a la mañana, tener tranvía propio para sacar su producción y además mandar sus hijos a estudiar a Europa” cuenta el historiador y escritor Guillermo Henríquez.
A las tierras de Varela llegaron a trabajar hombres de toda la región. El problema comenzó cuando en 1916 fue encontrado el cadáver de una niña de 13 años en una de las fincas, aumentando el rumor de que Varela le entregaba almas al diablo para mantener su riqueza. También se habla de las apariciones de almas en pena que vagaban por sus tierras.
Cuentan también que una señora que fue a la casa de Varela, donde su hijo tenía un consultorio médico, vio accidentalmente por una ventana a un niño negro en un triciclo y fumando tabaco. Al abrir la boca, el niñito mostró sus dientes de oro logrando asustar a la mujer, quien salió corriendo con su bebé, que murió a los pocos días.
Cierto o no, Varela siguió prosperando y logró expandir sus propiedades, de las cuales años más tarde regaló una parte para la construcción del Instituto Nacional San Juan de Córdoba, el colegio más importante y grande de los alrededores de Ciénaga...y se dice que, como cosa extraña, cada año muere un bachiller.
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